Época: Sexenio democrático
Inicio: Año 1870
Fin: Año 1873

Antecedente:
El reinado de Amadeo I

(C) Angel Bahamonde



Comentario

Como los carlistas, tampoco los republicanos gozaron de homogeneidad en la oposición. El republicanismo español era una compleja amalgama, donde convivían proyectos políticos dispares, supuestos sociales de muy distinto signo y referentes ideológicos diversos, aunque emparentados. Todos bajo el manto mítico de la República, concepto que albergaba opciones bien distintas y, a veces, contradictorias.
En el republicanismo confluyeron tanto defensores a ultranza del principio de la propiedad, a la manera constitucional, como socialistas utópicos o individuos que cuestionaban tal principio. Es preciso recordar que la Internacional en España vino, inicialmente, de la mano del republicanismo, y en sectores de las bases del partido confluyeron durante un cierto tiempo ambas opciones.

Por otro lado, había republicanos cuyo horizonte era, en sentido estricto, la república como forma de Estado; republicanos a secas, para los que se acuñó el apellido de unitarios. Frente a ellos, los partidarios de la estructuración federal del Estado: los federales. Desde el punto de vista de la táctica a seguir, existían republicanos benévolos, partidarios de la vía electoral y abiertos a la colaboración con los radicales, y republicanos intransigentes, defensores de la vía insurreccional.

El centro equilibrador del partido, es decir, la línea parlamentaria y federalista de Pi y Margall, tenderá a verse desbordado durante el período 1871-1872 por la opción intransigente, al mismo tiempo que un grupo dirigido por Castelar basculará hacia posiciones más moderadas. Por otro lado, las fisuras entre el directorio y las bases del partido, sobre todo a partir de la insurrección armada de 1869, se acentuaron. En su oposición a la monarquía, amplios sectores del partido cada vez vislumbraron con más claridad la táctica de la insurrección generalizada. Añadamos esa especie de competencia con la Internacional que amenazaba, aunque sólo fuera tímidamente, con atraer a sus filas a un sector partidario del republicanismo.